El espejismo

Teníamos hambre de todo sin saber lo que eran los plurales, sin haber probado bocado, sin haber sentido hambruna, pero queríamos comer por bula todo aquello que se nos presentara.

Y luego de mirarnos las caras, todas hechas un desastre, lloramos como nunca antes sin saber por qué lo hacíamos.

Nunca supimos nada, tampoco lo sabremos nunca.